.Era de esas de vestidito corto y martini los domingos por la mañana, de las que follaba en los servicios de los bares con el primero que le invitaba a una copa y se iba después sin decir ni media palabra. De las que te dejan hacerle una raya en la espalda sólo porque saben que te mueres de ganas por pegar la nariz a su piel. De las que, a pesar de los pesares, huelen a perfume ligero y a vino en cada cena.
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