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lunes, 31 de octubre de 2011

"La forma de la madera, por ejemplo, cambia al convertirla en una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo madera, sigue siendo un objeto físico vulgar y corriente. Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico. No sólo se incorpora sobre sus patas encima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías, y de su cabeza de madera empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños que si de pronto la mesa rompiese a bailar por su propio impulso.
[...] Si queremos encontrar una analogía a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas de la religión, donde los productos de la mente humana semejan seres dotados de vida propia, de existencia independiente".

Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, Madrid, Alberto Corazón, 1970

martes, 18 de octubre de 2011

.Te he estado buscando en todos los rincones de mi soledad, y, tristemente, también te he buscado en todos los rincones de mis compañías posteriores. Te he buscado en cada palabra, en cada caricia, en cada sensación, en cada susurro, en cada mensaje, en cada mirada, en cada castillo de naipes. También me he estado engañando a mí misma con motivos que ni yo entendía, y con esa triste excusa he ido huyendo hacia delante como si el suelo tras de mi se fuese evaporando.
Por otro lado, he ido tachando días del calendario hasta quedarme prácticamente sin tinta y sin llegar del todo a comprender ciertos fenómenos comunicativos que de vez en cuando tienen lugar y parecen no encontrar su explicación en la cotidianidad de los días.
Y así han pasado años, y tal vez pasen lustros y yo continúe buscando lo que (tal vez) no existe más y sólo sucede una vez en la vida.

lunes, 3 de octubre de 2011

.Vuelvo, una vez más, al asunto de la comunicación. Sí, la comunicación, ese fenómeno. Probablemente sea uno de los conceptos más amplios que me he atrevido a tratar de una manera relativamente profunda. Y, dentro de todas las ramas que posee este fenómeno, que son incontables y con innumerables matices cada una de ellas, me resulta hoy especialmente interesante la comunicación que tenemos con nosotros mismos.
Partiendo de una definición puramente etimológica, la comunicación supone poner algo en común con alguien. Ahora bien, cuando nosotros mismos somos nuestro propio receptor, la cosa cambia, y, si por algún casual consideran ustedes que por ser nuestros propios receptores la comunicación se vuelve más sencilla, les diré que fracasan estrepitosamente en sus elucubraciones.
Cuando nos disponemos a comunicarnos con nosotros mismos, teniendo en cuenta que conocemos nuestros propios miedos y miserias, surge la increíble y peligrosa posibilidad de esquivarlos con absoluta maestría y en ocasiones con unas consecuencias nefastas.
Esto nos convierte en absolutos desconocidos para nosotros mismos, algo que puede resultar extremadamente interesante a la par que desconcertante.
Para concluir, les diré que se queden con el 50% de lo bueno y con el 50% de lo malo que todo esto conlleva. Y así, todos contentos.

sábado, 13 de agosto de 2011

.Sentí que todo mi orgullo y mi rabia caían dentro de una espiral de desconcierto al comprobar que me estaba sintiendo como dentro de una canción de Hombres G. No vayan a pensar que todo esto me hacía sentirme orgullosa de mí misma, ni mucho menos, pero la sensación de autoextrañamiento era bastante peculiar y no voy a negarles que aportaba un toque pintoresco a la situación.
Después de sumergirme y nadar durante meses en esta espiral me di cuenta de que una en estos terrenos no puede ir demasiado lejos si no conoce la metodología del otro, y las dudas acerca de ésta producen una especie de pústulas que se infectan y provocan una sensación horrible. En mi caso en concreto tengo que decirles que, pese a mi máster en pesimismo innato, lo único que una quiere es que todo salga bien, y no tener que llevar por estandarte el título de aquella preciosa canción del viejo Van: te he confesado tardíamente que te quiero. Ni tardíamente ni precozmente, pero actuar de modo oportuno cuando se tiene la noción del tiempo y las circunstancias un tanto distorsionados resulta complicado.
Aunque, bueno, ya sabemos que las posibilidades de que todos estos inciertos anhelos se cumplan igual es un poco remota.
No me dejéis hablar más a estas horas y menos con tormentas de verano de por medio.

miércoles, 27 de julio de 2011

"Yo he dicho siempre que esta sociedad es una mierda pero, por desgracia, mi cine y yo navegamos en el barco de esta sociedad. Puede que no sepa dar un golpe de timón a este barco pero, por si acaso, lo que hago es mear siempre en el mismo sitio, a ver si consigo abrir un agujero por el que se termine hundiendo el barco".

Luis García Berlanga (1921-2010)

domingo, 17 de julio de 2011

.En términos de comunicación, aprecio una tendencia muy acusada en las personas en general, o, como mínimo, en las personas con quienes más relación tengo. El hecho en cuestión es que, cuando tenemos algo extremadamente importante que decir, no sé si por cuestiones de idealismo o por qué en concreto, lo camuflamos y comenzamos a tratar compulsivamente otros temas de fondo mientras bordeamos la figura de nuestro argumento principal (que probablemente sea el motor de nuestra comunicación con esa persona o grupo) mediante argumentos ideológicos principalmente, lo que no deja de ser una muestra de la cobardía humana y de nuestra capacidad para eludir determinados aspectos de la vida. Esto, a mi parecer, deja entrever que, por diferentes que seamos unos de otros, las necesidades y debilidades a fin de cuentas vienen a ser las mismas en cualquier caso. Al margen de esto, también tengo que decir que me he percatado de que la ruptura con este fenómeno al que acabo de hacer referencia es más eficiente cuanto mayor sea la espontaneidad con que se aborde el tema en cuestión.
Dicho esto, y dado que no son horas, considero conveniente retirarme si ustedes, estimado y escaso público, no encuentran inconvenientes en ello.

domingo, 26 de junio de 2011

Corríamos como si no tuviésemos mañana y cuando nos encontrábamos con el amanecer pensábamos que era un truco, así es que nunca dejamos de correr.
No voy a negarles que todo aquello fue tremendamente excitante y que, durante el escaso tiempo que transcurrió desde el inicio hasta el fin, estuvimos algo por encima del límite de velocidad aconsejado (quién sabe si fue precisamente eso lo que nos llevó a aquel siniestro parcial). Pero, como todo viaje a Amsterdam, fue fugaz y terminó en mi caso con técnicas de autoconsuelo que más tarde me torturarían hasta límites insospechados.
En realidad no sé por qué vengo a contarles todo esto cuando probablemente ni siquiera les interese imaginar de qué o de quién estoy hablando, pero creo que tiene algo que ver con todo eso de que, desde el momento en que te das cuenta de algo hasta el momento en que te decides a ponerlo en práctica y de hecho lo haces, tal vez la vida te haya colocado en otra partida sin que apenas hayas percibido tu propia derrota.

jueves, 9 de junio de 2011

[...]"Sus canciones estaban cargadas de poesía callejera, insolente, de preso común, obscena pero bella, evocadora y poderosa. En la famosa maqueta hay canciones como la citada Jesucristo García, un himno ya intemporal con referencias a la heroína; o Extremaydura, una jota nuclear y arrabalera dedicada a u tierra. "Si yo fuera presidente de Extremadura", reflexiona el escritor Lorenzo Silva, que entrvistó a Iniesta en 2006, "ya habría cambiado el himno de la comunidad por el de Extremaydura. En esa canción, aunque muchos políticos piensen lo contrario y se queden en la superficie de los tacos, se nota su amor por Extremadura. Los extremeños son así. Gracias a la frustración que les produce su tierra han salido de allí para conquistar el mundo". "Tierra de conquistadores/no nos quedan más cojones", canta en este tema Robe, quien, cual Hernán Cortés, salió de Extremadura para buscarse la vida".

Revista Rolling Stone edición española. Número 140.

lunes, 9 de mayo de 2011

.Tuve que estar a mitad del camino para percatarme de que todas aquellas cosas que había estado perdiéndome en algún periodo de mi vida llegaron detrás de una larga cola de pesadumbre y melancolía. Y, aunque he de decir que en mi naturaleza se encuentra el insólito hecho de melancolizar toda bruma existente, he conseguido, a tientas, transformar mi brumario particular en un conformado sobrio y habitable por llamarlo de algún modo.
Para la fabricación de la secuencia elaborada de que les hablo, pasando del glosario arquitectónico al cinematográfico, he contado con la colaboración de un puñado de personas a cual más brillante que han tenido la paciencia de no desesperar incluso cuando yo ya me había desintegrado en quejas.
Y, como dicen por ahí que todo aquello que buscamos también nos está buscando a nosotros, me asaltan ciertas dudas y cierto temor sólo con pensar que sólo la mitad de ellos buscase, consciente o inconscientemente, un desorden tan voluble como yo. De ser así, creo que no soy la única persona que anda sin cabeza por ahí, pero, siendo egoísta y recordando aquello que decía Nacho Vegas en "pesadilla genérica", que sea un sueño largo, largo.



Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde.
Yo vine, como todos los jóvenes, a llevarme la vida por delante.

martes, 26 de abril de 2011

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.

Luis García Montero

domingo, 10 de abril de 2011

.Verás, todas esas personas que están ahí y de las que a veces apenas tomas conciencia tienen un papel fundamental en cada uno de los actos que realizas al cabo del día. Quiero decir que están presentes en todo momento, desde el instante en que te pones las deportivas hasta el momento en que terminas el último sorbo de café.
Creo que el hecho de que apenas seamos conscientes de esto tiene algo que ver con la Teoría de Gestalt, ya saben, percepción de figura y fondo.
Y, si se paran a pensarlo, una figura no es nada si detrás no tiene un fondo. De este modo, nosotros no somos nada si no tenemos una serie de personas que hacen posible que destaquemos de entre el resto aunque a veces podamos parecer sólo masa.

sábado, 26 de febrero de 2011

.Que el tiempo pasa inexorablemente es algo que ya asumieron en la Antigüedad Clásica personas que, como yo y supongo que también como ustedes, continuaban intentando manejar su existencia día tras día a veces sin notar que la propia existencia (y sus variantes) es quien realmente nos maneja a nosotros.
Han pasado siglos desde que Safo, Sófocles, Esquilo, Eurípides, Ovidio, Virgilio o Dante manifestasen por escrito, y con un talento absolutamente sublime, la naturaleza de la existencia humana y los entresijos y miserias que ésta encierra tras su apariencia.
Han pasado siglos desde la redacción de todos aquellos escritos y el ser humano sigue siendo una sorprendente combinación entre lo más sencillo y lo más complejo del mundo. Podríamos poéticamente decir que el ser humano es la contradicción más simple del Universo conocido.
Pero, tras esta clara función fática, se nos revela un aspecto verdaderamente curioso del ser humano, que está estrechamente ligado con la cultura.
Cómo explicarlo? El ser humano ha creado, a veces con suma maestría casi impropia de nuestro género y a veces con un carácter deplorable que hace pensar que el creador de la obra es un verdadero misántropo desprovisto del tacto que todo arte requiere, una infinidad de obras para ilustrar un sentimiento, una emoción o incluso el propio paso del tiempo.
Qué les voy a contar? si el Lacrimosa de Mozart no consigue erizarles el vello o la carta que Dido le escribió a Eneas tras su partida no logra despertar incluso las emociones que no sabían que existían dentro de ustedes, tal vez no consigan entender la aparente sencillez desnuda de un verso de Salinas o el párrafo de un guión de Billy Wilder.
En resumidas cuentas, esto viene a significar que la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, nos acompaña día a día y es un aderezo casi fundamental a la hora de recordar diversos pasajes de nuestras vidas.
Con toda esta palabrería lo único que venía a decirles es que me parece sobrecogedor, y casi milagroso dados los tiempos que corren, que una obra cualquiera, desde la más aclamada por los expertos hasta el cuento semirredactado que pueda guardarse en un cajón, consiga conmovernos y despertar hasta el más adormecido de nuestros sentidos para hacernos más humanos. Si esto sucede, y me consta que así es, podremos afirmar con rotundidad que la cultura sigue viva pese a esta crisis de la ideología en que el ser humano se halla inmerso y que en ocasiones parece arrastrarle hacia el fondo de una interminable espiral de insensibilidad y vacuidad.



[He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa !

Pablo Neruda]

miércoles, 23 de febrero de 2011

"Al fin y al cabo, todo guión, sea cual sea la trama que lo guíe y la estructura que siga, lleva implícito algo de ética; porque la ética es la ciencia de los medios y los fines orientados a la felicidad, y eso es un guión".

Antonio Sánchez-Escalonilla

sábado, 15 de enero de 2011

.Al principio, la vida no es más que un compartimento vacío, un camarote con un somier a estrenar y un edredón sin una sola arruga. Y supongo que no sientes nada, que estás como anestesiado aunque en los camarotes adyacentes y en los pasillos haya jaleo. Lo supongo porque el tiempo que tardas en deshacer las maletas, colocar tus cosas en los estantes y esnifar el nuevo aire normalmente suele abstraer.
Paulatinamente, vas entrando en la realidad, que no es demasiado encantadora pero que tiene los labios pintados y sabor a oportunidades por ganar y por perder. Empiezas a compartir el aire con los demás, en parte porque no hay otra alternativa y en parte porque es algo ya interiorizado eso de compartir algo con alguien.
Y los acontecimientos, claro que sí. Los acontecimientos. Nunca sabré decir si las personas motivamos los acontecimientos o si son ellos los que motivan nuestros pasos. Aquí podemos mezclar los conceptos de compartir y acontecimientos, y es entonces cuando obtenemos la oscura mezcla que tiñe nuestras sendas.
La cuestión principal de la que venía a hablaros es la sorpresa que produce percatarse de cómo las personas que nos rodean se hacen más importantes a medida que se van colando en más y más acontecimientos de los que pueblan nuestros días. Y con acontecimientos ya no sólo me refiero a hechos, sino a ideas y valores que tienen lugar en nuestro inframundo cerebélico.
De este modo, el intrincado laberinto de la existencia humana no sólo cobra sentido con la soledad que compartimos con nosotros mismos, sino también con la presencia y la influencia que las personas ejercen en nuestro día a día, pasando éstas de ser decoración ambiente a los ser pilares más o menos esenciales que conforman nuestra existencia.

viernes, 7 de enero de 2011

.Creer, en cambio, que en determinados momentos la mejor opción es quedarse inmóvil, petrificado, hacer como si no sintieses el mundo. Hablo del encerramiento en el interior, que puede ser el lugar más inhóspito y desconocido incluso para uno mismo. De este modo, ya no habrá que desempeñar roles ni controlar la comunicación gestual para que sea ésta quien sirva de guarnición a las palabras.
No obstante, la realidad es algo más complejo que todo esto, es transversal al ser humano, aparece incluso cuando no quieres que eso suceda y te obliga a reaccionar constantemente, te empuja a participar en su juego macabro de soledades acompañadas, tu escondite ya no es hermético aunque te empeñes en mantener lo contrario; la realidad se ha colado por todas partes y es prácticamente imposible que puedas mantenerte mucho más tiempo en tu ajada crisálida sin reaccionar ante el tráfico de acontecimientos que se despliega ante ti.
Tal vez puedas conseguirlo, sí, pero por cuánto tiempo?