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domingo, 29 de marzo de 2009



.Si me voy puedo volver el día menos pensado para darle mi consuelo al poeta malhablado.

sábado, 28 de marzo de 2009

Descuida.

.Disculpa que no haya encontrado forma más elegante y más valiente de despedirme. Elegí de entre todas la más cobarde y rastrera.
Lo cierto es que siempre escapo de las despedidas como la que se cuela en un local abarrotado, imaginarás entonces la falta de práctica que me aborda.
Y pensar que estas son las últimas palabras que reservo para tí hace que mis espacios se encojan.
Tengo que decirte, entre mil cosas más que callaré, que mi modo de quererte no fue el más estipulado de los que se encuentran en el mercado. Ni el más bonito, ni el más agradable. Pero eso ahora es lo que menos me importa y te importa.
Lo peor de todo es cuando se abandona el barco con la tripulación dentro, cuando dentro no se sabe si queda todo, queda nada o queda la mitad de lo que hubo.
Lo peor de todo es renunciar a lo que está por venir, a los puntos suspensivos, a la vía de escape que se dibuja con el roce de tu piel.
Y ensuciar el pasado con el humo negro de la desidia, y el miedo contenido en tarros de cristal.
Porque si de algo tengo miedo es de perderme algo que aún fuera mejor.

domingo, 22 de marzo de 2009

Cuando se acuestan la razón y el deseo..

llueve sobre mojado.]





.Comienza a asustarme el tránsito loco en que el destino mueve sus hilos.
Come, come, come on, turn, turn, turn me on.
Vértigo y lentitud, inseguridad y certeza, sueños y vigilias.




wellcome to el callejón sin salida.]

miércoles, 11 de marzo de 2009

Ahora que se atropellan las semanas..

fugaces, como estrellas de Bagdad.]

.Y además es imposible, corazón, que te haga un streapteasse en el cabaret de tus sueños, porque no establezco competencias de tan alto estánding.
Es curioso que los susurros sean cada vez más a voces y que, asombrosamente, esté empezando a enloquecer.
Esquizofrenia moderada, me decía hoy cuando me imaginaba que un coche era un tranvía de colores avispones que sin dolor me quería atropellar. Mañana puedo imaginar que Sabina saca una mano del auricular y me introduce en un mundo de cables y electricidad versiculada.
Esquizofrenia moderada, o imaginación desmesurada, o delirio colorista, o ausencias con dos cubitos de extrañamiento, o argumentos fugafalaces, o deseo infatigable, u oníricas realidades.






En las aerolíneas de mi cuerpo ya no hay turbulencias ni mareos. Saludo con un beso al capitán y el comandante se muere de celos.