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sábado, 27 de noviembre de 2010

"Soy un hombre cerrado, taciturno, poco sociable, descontento, sin que todo ello constituya una infelicidad para mí, ya que es solamente el reflejo de mi meta. De mi modo de vivir en casa se puede sacar alguna deducción. Vivo en familia con personas buenísimas y afectuosas, más extraño que un extraño. Con mi madre no he cambiado en estos últimos años más de veinte palabras de promedio al día; con mi padre, nada más que el saludo. Con mis hermanas casadas y mis cuñados no hablo en absoluto, sin que esto signifique que esté enojado con ellos. El motivo es sencillamente éste: no tengo absolutamente nada que decirles. Todo cuanto no es literatura me hastía y provoca mi odio, porque me molesta o es un obstáculo para mí, por lo menos en mi opinión".

Franz Kafka.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne, no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así, cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser, y, si yo dejara de ser, todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena"

__Las palmeras salvajes, W.Faulkner.

lunes, 15 de noviembre de 2010

.En mitad de mi trabajo acerca del modo en que las ONG's comunican, acaba de llegar a mi mente como un destello un par de frases que pronunció delante de una clase de hormonas con 14 años mi profesor de Ciencias Sociales, que sería mi profesor de Historia hasta abandonar el instituto con 18: "los países pobres van a seguir siendo pobres mientras que los países ricos sigan queriendo ser ricos. Si éstos últimos explotan sus recursos y sacan partido de la lamentable situación en que todos ellos se hallan, tened claro que seguirán haciéndolo si eso les ayuda a afianzar su poder en el mundo".
Pedro Colmenero tenía toda la razón del mundo; y me maravilla la idea de que pueda seguir repitiendo esas frases a todos los cursos a los que dé clase, porque sólo con que una persona tomase conciencia de ellas, se obtendría una gratificación.

sábado, 13 de noviembre de 2010

.Igual te preguntas por qué ahora y no dentro de un mes que es tu cumpleaños, y te respondería si pudiese encontrar una razón lógica a este constante recuerdo que me abraza hasta casi ahogarme. Ya sabes, hay amores que matan (aunque el tuyo a veces me da la vida).
Sé que te encanta la forma artificiosa, lo llamativo en su esencia y lo vital, todo lo que infunda ánimo de seguir saltando, o tropezando, aun en las sendas más pedregosas. Sí, claro que lo sé; han sido muchos veranos a tu lado y muchos inviernos prendidos del fuego de una cerilla cuya llama titilaba con el viento y amenazaba con apagarse.
Pero esta vez vas a tener que disculparme, estoy de un gris insoportable. Cuando me ducho, el agua cristalina se convierte en gris, las luces se convierten en un brillo mortecino y las paredes amenazan con sombras de color gris oscuro casi negro. Te digo esto para que sepas, aunque sé que eres plenamente consciente de ello, que te escribo desde la más profunda melancolía.
Desde la habitación con paredes grises que el Otoño ha pintado, te escribo para agradecerte esa capacidad insólita que tienes de alegrarme los momentos con sólo ver las fotos que tenemos juntos. Esta capacidad no sólo viene motivada por el hecho de que estéticamente quedas bien donde quiera que te pongas, sino que en ella intervienen factores como tu vitalidad, que sobrepasa los límites icónicos para instalarse a mi lado y me hace pensar que merece la pena volverse gris durante un tiempo sólo por volver a darte un abrazo.
Eres una de esas personas que aparecen en la vida de los demás como por casualidad y acaban instalándose hasta conseguir la etiqueta de "celebrity". Alguien edición limitadísima, de originalidad casi imposible y exultante carácter. Alguien capaz de teñir la mañana más austera de verde y naranja, capaz de llevar al extremo el término diversión en una noche fría como un témpano.
Y tengo que darte las gracias también porque, de no ser por tí, no tendría ni la mitad de mis fotos preferidas, me faltaría un 50% de los fotogramas que, día a día, aportan una dosis de energía a mis mañanas de lunes.
Por personas como tú puedo decir que tengo dos hogares. Uno, el indómito mundo al que me enfrento yo sola con los pilares que el destino ha puesto en mi camino en forma de amigos, y otro, el que se adivina tras vastos campos verdes y marrones y donde se respira el aire más puro que se ha creado.
Gracias a personas como tú, no podría jamás abandonar ese mundo por mucho empeño que pusiese.
No sé si se me ha escapado decírtelo alguna vez, pero TE QUIERO. Así, con mayúsculas y con un convencimiento que casi asusta.