Parece que el juego nunca acaba.
Siempre me prometo que por septiembre las cosas van a cambiar, y nunca es verdad. Llevo así un largo tiempo, mucho, no diré cuanto porque hay niños delante. Me he jurado a mí misma y a mi amigo Edipo que no volverá a haber más septiembres con fantasmas. Y si los hay que se piren. Pero con toda esta historia he acabado por encontrarle razón a lo surrealista. Qué queréis? no todo el mundo es igual.
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