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lunes, 13 de julio de 2009


.Creo que aún no sabes del todo y ni siquiera llegas a imaginarte por qué ahora las cosas están así. Resulta que en un duelo de perdedores perdí un paquete con ilusiones, y las cosas fluyeron tan extraordinariamente que comencé a creerte una causa perdida, fue entonces cuando, por algún extraño motivo que ni siquiera yo puedo entender, comencé a sentir que no podría por momentos no quedar subordinada a tu recuerdo legado como un infinitivo al verbo querer.
Y entendía en mis desvelos con tu nombre que jamás quedarían métodos para hacerte llegar a mi lado, que jamás entenderías mis silencios, que mis gestos desembocarían en nuestra confusión, que el viaje de partida iba a ser duro contigo o sin tí.
Entonces regresaste de tu viaje jamás emprendido, callaste dos segundos, te aseguraste de que no hubiera nadie en la próxima intersección y al llegar allí las señales te confundieron.
Y fue horroroso y a la vez maravilloso comprobar que Edipo iba a jugar con preferencia sobre nuestros extraños teoremas.




echarte de menos es sin hache.

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