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jueves, 27 de mayo de 2010

sábado, 22 de mayo de 2010

.Y vuelvo a provocar tormentas sensoriales, de esas que inundan el extrarradio de nuestro pequeño espacio, el que titila como un astro azul que se pierde entre los campos, entre el manto marino, entre los edificios que nunca construimos.
Un espacio que se pierde y que emerge de las noches más solitarias, de las palabras, de las canciones de rock&roll y de las carreteras por donde viajaban, a más velocidad de la permitida, todos nuestros sueños convertidos en historias.
Y vuelves, emerges de los recuerdos y de la mano de tus ojos color campo y de tu voz sabor añil. Igual vuelves porque yo le doy la mano a tus recuerdos y los saco del cieno, probablemente sea así, pero es irremediablemente cotidiano y, si quieres que no te mienta, seguirá siendo así durante mucho tiempo.
La parte negativa es que me he impregnado de tí durante tanto que, aunque intente cubrirme con mantos y ocultarlo, siempre olvido que el leve viento de mayo me quita todo para quedarme sólo con tu parte.

lunes, 17 de mayo de 2010

.Sé que él odiaría la vida en la ciudad. Lejos del mundo, de las historias cercanas. Lejos del sosiego y de la paz que brinda el trigo.
Aborrecería sentirse rodeado de auténticos desconocidos con esas vidas anónimas, con dos gramos de miseria y dos de suerte en los bolsillos, cerca del rugido de los trenes y de los bramidos de las calles.
Odiaría la indiferencia y la entrega a la desintegración del alma, odiaría sentirse una pieza que paga los recibos y notar que el viento llega a sus ojos como ácido. Las noches de estrellas que se ocultan, el frío penetrante que ni siquiera su boina podría frenar.
Echaría de menos el rumor de voces conocidas y el abrazo de cada día, aunque, desde que le arrancaron su mitad, su corazón late distinto en cada despertar.
En parte es ciudadano, porque sabe que sólo en su casa le conocen realmente, que está lejos de la verdad en voces ajenas, pero esa es la parte ciudadana que tenemos todos, él no la tiene en cuenta.
Por eso vuelvo con él, porque necesito que su alma, un sueño en arrullo, me arrope los sentimientos que con el Ocaso se han congelado.



boina gris, voz de pájaro y corazón de casa.

martes, 11 de mayo de 2010



.A veces me da por pensar en la cantidad de personas que cambian y la cantidad de personas para las que el cambio es permanecer a tu lado.
Y suelo concluir en que es como las piedras: entre millones de piedras me puedo encontrar con tres amatistas que me hacen inmensamente rica.

viernes, 7 de mayo de 2010


.Violeta calma sus furias paranoicas con Blues.
Un caso curioso es el de aquella noche de primavera que salió al balcón con su pijama a ver las estrellas escondidas tras la espesa capa de contaminación de la ciudad, pero enfureció cuando notó que el único brillo de la noche era el de las farolas de la calle.
Corrió a su habitación y encendió el tocadiscos tan pronto como sus dedos le permitieron, se puso de espaldas a la ventana y se sentó en el suelo.
Sonaba Van Morrison con su Goldfish bowl y no pudo sino sentirse como un pequeño pez atrapado en una pecera donde la vida suponía únicamente limitarse a respirar y cerrar los ojos por las noches, como si todo fuese un trance.
Después de Goldfish bowl vino Moondance, que la llevó a pensar en lo cremosa que parecía la luna colgada en una bóveda oscura. Luego vino Soul para peinarle el alma alisándole su furia, y después Brown eyed girl, que le recordó que sus ojos pudiesen parecerle preciosos a alguien de ahí fuera. Finalmente llegó Tom Jones, que acompañó a Van en Sometimes we cry, haciéndole caer en la cuenta de que llorar a veces era un modo de sentirse humana.
Entonces, antes de quedarse dormida en el suelo, sólo le dio tiempo a pensar que la ciudad igual no era como se reflejaba en su furia paranoica, ni tan fantástica como cuando aterrizó en ella, sino que a veces tenía que asustarla un poco para que los buenos momentos pareciesen mejores.


Porque siempre conviene alegrar a la gente también, de vez en cuando, está bien asustar un poco.