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martes, 5 de enero de 2010


.Y de repente se vio llorando como años atrás cuando era adolescente, cuando creyó haberse enamorado por completo de un desconocido al que jamás volvería a ver, con el que ni siquiera había hablado, deseando verle tan sólo unos segundos más, deseando que, como en aquel entonces, el deseo se cumpliese; pero las cosas en cinco años habían cambiado mucho. Ahora había sucumbido ante el miedo de la distancia, se hallaba presa de la tiranía del amor.
Estaban todos, incluso los que se marcharon para siempre, y tiraban de ella, de la libertad que tanto le había costado conseguir; tiraron de sus lágrimas, que en sus escasos momentos de soledad caían a raudales; tiraron de su risa, que cayó al suelo rendida; de su mundo, que ahora le servía de alfombra; y lo que fue peor: tiraron de sus aspiraciones, que se quedaron esparcidas entre las sábanas que la arropaban.
Entonces nunca se sabe qué hacer con el rumbo de los días que amenazan, que devoran la cada vez más fina cuerda que te mantiene con vida.


the worst fears, the best tears.

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